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Lluvia Rojo, durante la actuación de No Band for Lluvia, el pasado jueves en el Bukowsky de San Sebastián |
Es jueves por la tarde, el fin de semana se avecina, y ya hay ganas de juntarse con los colegas. El trabajo no ha dejado tiempo para verlos los días anteriores, y ya es momento para relajarse un rato y empezar a idear planes para los días festivos. El pintxo pote de Easo se presenta como el escenario perfecto para la quedada: céntrico, cañas a un euro, y hora temprana. Pero, aunque es un buen punto de partida, este jueves puede quedarse sólo en eso: en el pistoletazo de salida. Porque hay diferentes opciones para la línea de llegada y, en función de los gustos del corredor, la meta será una u otra.
Hacía tiempo que soñaba con algo así:
un Donosti donde poder elegir entre varios conciertos un jueves por la noche. Y, más aún, hacerlo sin necesidad de haber comprado entrada para el Victoria Eugenia o el Kursaal, que hasta hace no mucho parecían los únicos escenarios donde encontrar oferta cultural. Es una suerte poder gozar de la programación de estos auditorios, pero siempre me ha parecido una lástima que fuesen los únicos.
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Además de No Band for Lluvia, en el Bukowsky actuaron otros dos grupos el pasado jueves |
Pero este jueves había más, y nosotros nos decantamos por
No Band for Lluvia, que iba a ambientar el Bukowsky de Egia. Lo elegimos porque yo tenía curiosidad por ver cómo
la ingenua Pili se convertía en una rockera sin vergüenzas. Y como me pongo muy pesada cuando quiero, y a ratos llego hasta a mostrarme convincente, pues me puse manos a la obra y acabé saliéndome con la mía. Cierto es que el
Alboka nos quedaba más cerca y que allí iba a actuar
Luke Amstrong, ofreciendo música acústica. Pero el Bukowsky se me antojaba curioso, y cuando vi que tenía convencidos a mis dos acompañantes, ni se me ocurrió sacarles la idea de llegar hasta Egia de la cabeza.
Así que para allí tiramos,
después de arrojar muchas monedas de un euro sobre la barra, y con una gracia en el cuerpo digna de llegar tarde a la cita. Aparecimos a tiempo para escuchar los dos últimos temas, y, evidentemente, a los teloneros
Charly y Pavlyuchenko ni los olimos. Pero a pesar de ello, nos alegramos de haber llegado. Disfrutamos un rato más de la música que pincharon tras la actuación y optamos por alcanzar nuestra meta en el Alboka, para ver si aún llegábamos a escuchar alguna nota de Amstrong y dispuestos a rendirnos a una tranquila tertulia si no.
Como no podía ser de otro modo llegamos tarde, pero no tanto como para no pillar a los amigos que se habían decantado por el bar de la calle Easo esa noche. Así, nos pusimos a intercambiar pareceres sobre los conciertos y, a pesar de mi emoción por que hubiese habido dónde elegir,
no pude evitar quejarme por que no se hubiesen acercado al de Egia más de 40 personas. Y entonces, mi amigo Pablo, al que tengo por un buen conocedor de cuanto se cuece en Donosti, me explica: "Hoy estaban el concierto del Bukowsky, éste, otro en el Doka y uno más en la UPV. Ten claro que
en esta ciudad no más de 200 personas se mueven por la música, ¿viste? Así que divide 200 entre cuatro y los
tenés a todos repartidos.
Pero bueno, al fin hay oferta. Y eso está bueno.
Pero tendremos que ser más para llenar los lugares". "Tá", le respondí yo.
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Entrañables rincones del Bukowsky |
Y, si hacemos uso de las matemáticas, su teoría me cuadraba al dedillo. Claro que, y como bien le respondí, el jueves, la música en
Donosti movió al menos a 202 personas, porque los colegas con los que yo compartí la noche siempre se me habían resistido y aquel día me aceptaron la invitación. Por eso dedujimos que si cada uno de esos 200 supuestos individuos que deciden a dónde ir en función de la calidad de música logran arrastrar con ellos a un par de amigos,
para cuando San Sebastián sea Capital Europa de la Cultura en el 2016 lograremos llenar cada evento del programa que los organizadores nos tengan preparado. Y yo no pienso perder la fe en que así sea. Porque nunca la perdí en que algún jueves tendría que debatirme entre varios planes interesantes sin necesidad de mudarme a Barcelona, y esta semana ocurrió.
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Presentaron objeciones en un principio, pero acabaron pasándoselo así de bien |
Comentarios
Un abrazo, y espero esa página pronto!!