Porque hoy la sidra se escancia en buena compañía

La Plaza de la Constitución abarrotada en Santo Tomás. Foto: extraída de la página de Lacunza El 21 de diciembre es un día señalado para los donostiarras. Cuando éramos pequeños, era indicador de vacaciones en el colegio, y, aún hoy, es la antesala de la Navidad, y una entrañable excusa para redescubrir la ciudad guiados por los puestos de txistorra vaso de sidra en mano. Mis primeros recuerdos de esta fiesta se remontan a cuando mi ama me engalanaba de casera y me colocaba una artesana cesta de mimbre llena de puerros y zanahorias colgando del antebrazo. Aquellos tiempos en que mi hermano, tres años menor que yo, lloraba sin consuelo porque él no quería vestirse de casero a ningún precio, y rogaba a mis padres que lo vistiesen del Zorro. No era fácil para ellos hacerle entender que pasearse por la Parte Vieja con capa y espada poco tenía que ver con la celebración tradicional; y, desde luego, era imposible para él rendirse ante la promesa de que al año siguiente le cambiar...