La Boot, reunión de “sea lovers”
Dusseldorf anuncia la Boot a los cuatro vientos |
Los europeos cuyas vidas giren entorno al mar han tenido una cita ineludible esta semana en Dusseldorf. En esta ciudad alemana se ha celebrado la Boot, la feria náutica más importante del continente, que congrega anualmente a 250.000 personas. Destinos, deportes, material, arte, vacaciones, puertos, fondos marinos, moda, barcos o literatura: todo cuanto un enamorado del mar requiera para relacionarse con su tesoro más preciado, dividido en 17 pabellones temáticos para guiarlo en su visita.
Desde bombonas de aire, hasta las últimas tendencias en ropa de agua, pasando por los más potentes TTOOs de destinos náuticos o importantes fabricantes de barcos. Los productos vendidos son de índole diversa, pero todos tienen un mismo hilo conductor. Y es curioso descubrir como el mar puede generar tan diferentes sectores económicos. Sería demasiado largo describir cuánto ha albergado el recinto de la Messe Arena la última semana, pero el que miles de personas de todo el mundo se hayan desplazado hasta allí para la ocasión, deja clara la amplitud y la diversidad de la oferta.
Venta de velas en el espacio reservado a los windsurfistas |
Curiosamente, este evento ocurre en una ciudad del Norte de Alemania donde lo más parecido al gigante azul pueda ser el Rhin. Por eso la puesta en escena de la feria cobra especial importancia en un intento por acercar al público ese bien al que da tanto valor. Así, cada una de las naves traslada al visitante a su mundo preferido a través de proyecciones audiovisuales, fotografías y stands que imitan sus micro paraísos.
Para los buceadores: una pecera gigante donde bautizar a buzos noveles y probar la última tecnología. Para los surferos: una piscina donde practicar wakeboard o SUP, y chiringuitos de playa donde relajarse con un mojito tras la sesión. Para los navegantes a motor: yates en cuyas cubiertas se mantienen las reuniones de negocios degustando vino blanco. Y para los de la vela: destinos nuevos a los que acercarse guiados por el viento.
Pero, por encima de un enorme escaparate para la venta y compra de bienes náuticos, la Boot es una reunión de gente con el pelo quemado por el salitre y el sol, de viajeros en busca de nuevos tesoros marinos; de amantes del mar, en definitiva. Un encuentro donde las personas se presentan no por su nombre, sino por la disciplina náutica que les ha llevado hasta allí. Porque han llegado hasta Dusseldorf movidos por una pasión, y saben que los allí presentes les ayudarán a vivirla.
El pintor Michael Weigel posa entre las olas que ha ido retratando por el mundo |
Pero, por encima de un enorme escaparate para la venta y compra de bienes náuticos, la Boot es una reunión de gente con el pelo quemado por el salitre y el sol, de viajeros en busca de nuevos tesoros marinos; de amantes del mar, en definitiva. Un encuentro donde las personas se presentan no por su nombre, sino por la disciplina náutica que les ha llevado hasta allí. Porque han llegado hasta Dusseldorf movidos por una pasión, y saben que los allí presentes les ayudarán a vivirla.
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