Un rincón donde el mundo se humaniza
En la calle principal, el peatón salva los coches subiéndose a los soportales de las casas porque no hay sitio para los dos. Ésta es la peculiaridad más graciosa de este rincón, y la más comentada por los forasteros. Y es que, en estos tiempos de carreteras de cuatro vías y de ciudades inmensas, un pueblo con una única vía, donde vehículos y caminantes se sortean los turnos del paso sorprende, cuánto menos. De hecho, y a juzgar por los comentarios de los visitantes, también agrada; y mucho. Gusta, seguramente, porque en San Juan el Mundo se humaniza. Porque es un sitio de tamaño humano, y, por lo tanto, las personas se relacionan entre sí. Se conoce a los vecinos, se charla en la carnicería, y se intercambian pareceres en el camino a Puntas. Suele decirse que aquí más vale no llevarse mal con nadie porque, a ciencia cierta, te lo cruzarás tarde o temprano. Y, ¿cómo no hacerlo si sólo hay una calle? Por eso te aconsejan salir de casa con las diferencias arregladas, porque ...