Entradas

3.720

Imagen
“No vuela quien tiene alas,  sino quien tiene un cielo” Isla , Elvira Sastre Intenta acomodarse en el sofá, pero no encuentra postura. Los últimos rayos de sol de la tarde se cue lapor las persianas del salón, y dibujan en la pared un mosaico de luces y sombras rectangulares. Se escurre por el respaldo, levanta las piernas sobre la mesita, y le tira bajo el muslo. Pensaba que el mórbido sillón se apiadaría de ella, pero no es así. Ahí sentada también duele, aunque el calor de hogar mitiga su pesar. El frigorífico emite un sonido y rompe el silencio de la pieza. Esboza una sonrisa al escuchar el motor del refrigerador. ¡Ya está en casa!  Le urgía tanto volver al hogar. A un frigorífico repleto de comida, a vestirse cómoda sin necesidad de estar presentable para nadie, al sigilo, a unos armarios cuyo contenido conoce al dedillo, a un baño cuyo encerramiento le pertenece. ¡Su baño! Poder sentarse en la taza del váter cuanto rato necesite, abrir la puerta tras la ducha para que salga el v

El por qué de mis mentiras

Imagen
No imaginé que aquel cambio de turno en el trabajo me devolvería al punto de partida. ¿Cómo pensar que aquel empleo que me había conseguido mi madre para poner punto final a mi vida delictiva, acabaría siendo el catalizador de mi vuelta al mundo de los engaños? Venta de droga, robos, y falsificación de documentos y de dinero.  Esta última fue mi perdición. No la falsificación en sí, sino cómo gasté los billetes falsos. Un Mercedes Clase G, un Rolex Daytona, y la hipoteca de mi madre, en una mañana. Así, sin pestañear. Se me fue de las manos. Tenía 25 años, demasiada ambición, y escasa cabeza. Me vine arriba y ni sopesé que fuese mucho gasto para un joven en paro. Me pillaron, me detuvieron, me juzgaron, y me encarcelaron. ¡Cinco años! Un cuarto de mi juventud entre cuatro paredes.  Aprendí la lección. Nunca más, me prometí al estar de nuevo en libertad. A mí mismo, pero sobre todo a mi madre . La encontré tan gastada a mi salida, que juré no separarme de ella ni a sol ni a sombra, y cu

¿Cuándo dejamos de ser plumillas para convertirnos en comerciales de primera división?

Imagen
Paradójicamente, los periodistas estamos en desuso en una época en la que informar está de moda. Todos escriben, tiran fotos, difunden acontecimientos, fantasean titulares, y aún así, el consumo de información de calidad está de capa caída. Se lleva ser blogger , community manager o fotógrafo de eventos. Lucir gafas pasta, vestir ropa vintage , ir despeinadas o dejarse barba. Pero es de carcas padecer eso a lo que apela la estética del moderno : sufrir de ojos cansados, disponer de poco tiempo para uno mismo, y vestir con ropa antigua porque no hay dinero para nuevas temporadas. Es molón ejercer de reportero, pero cutre ser plumilla .

La adictiva luz de las tinieblas

Imagen
Por segunda vez en lo que va de noche, llora. Le asaltan de nuevo esos pensamientos angustiosos. Respira entrecortada, jadea, solloza, gime y se duele. Está en casa. Ha querido quedarse allí, sola. No tenía ánimos para acompañar a sus amigas, aún cuando varias han insistido en que era ésta una noche para salir. Para estar en la calle, para frecuentar bares, para distraerse y para reírse. Pero no ha querido. No es la de hoy una noche para divertirse, tampoco para olvidar. No para ella. En posición fetal bajo el edredón, acomoda la cara bajo una mano y pasea los dedos de la otra por la almohada. La acaricia y busca en ella un consuelo, un apoyo que no va a encontrar . Se ha acostado tarde, cuando se ha cansado de darle vueltas en el sofá. Sentada con la mirada fija en el vacío, ha insistido en lo mismo una y otra vez sin llegar a ninguna conclusión capaz de tranquilizarla. Se ha dado por vencida entonces y ha elegido echar a dormir esos frenéticos razonamientos. Ha confiado en sab

Mi nueva vida sin ti

Imagen
El metro a las ocho y media de la mañana era lo más parecido a una pesadilla despierta. Tres trenes habían desfilado ante su impaciente mirada, y no había logrado a poner el pie en ninguno. No cabía ni un alfiler. Mucho menos ella, los quince kilos cargados a la espalda, y las dos pesadas bolsas, una en cada mano. Iba con el tiempo justo, así que haría lo posible por subirse al siguiente vagón. Un par de codazos y un firme empujón con las bolsas a la altura de las rodillas del resto de viajeros fueron suficientes para apretujarse entre las gentes. Un balanceo con el contrapeso de la mochila salvó el cierre de las puertas. Ya estaba rumbo a su destino. Se alegró.   Pero entonces: coletazos en la boca. Sin intención, sí, pero pelos ajenos en su boca al fin y al cabo. Sobacos tan cerca de la nariz como nunca hubiese podido imaginar, falta de aire, un ambiente cargado de olores, y mucho calor de repente. Aún más falta de aire. Buscarlo entre los huecos entre persona y person

Dña. Triqui

Imagen
Raíces, por Frida Kahlo Extasiada. Así la encontramos a nuestra vuelta de la playa. Entró en el salón arrastrándose, la boca abierta, y la mirada perdida, como fuera de sí . A mí me dio miedo. Parecía como poseída con esos ojos vivos suyos chispeantes. Como si quisiera absorber la energía de quienes la rodeábamos. Mi madre le sirvió algo de agua. Hacía un calor insoportable y habíamos vuelto temprano de la playa, porque los 35 grados que nos asaltaron por sorpresa en el Sur de Franci,a aquel día de principios de mayo, eran irrespirables. “¿Qué te ocurre?”, le preguntó mi madre. Pero ella no contestó, y se limitó a mirarla fijamente a los ojos. Era común en ella eso de hacer mutis por el foro. Independiente como era, sólo volvía a la familia cuando le convenía. Pero aún cuando vivía en su mundo, he de reconocer que podía ser delicadamente cariñosa a ratos. Su carácter solitario no le restaba necesidad de mimos. Seguramente por eso charlaba a diario con mis padres, les acompa

Una realidad de contrastes, por Jon Gabilondo

Imagen
Un corazón latente atizado por unos antidisturbios, la Virgen María y José de Nazaret velando por Aylan , o el Lacoonte siendo detenido por las fuerzas policiales. ¿Escenas atípicas? Sí, producto de la imaginación y trazado de  Jon Gabilondo . Fruto de su observación e interpretación del mundo. Del externo y del propio. Un universo gobernado por el amor , los problemas migratorios en Europa, la religión , o las guerras de ayer y de hoy. ¿Quieren conocerlo? Pues basta con mirar. La conclusión del observador es libre, pero el mensaje es crítico . El comportamiento humano , o "la estupidez humana", como la llama Jon, son recurrentes en su obra. " La estupidez humana puede llegar al punto de ser testigo de una escena semejante a la crucifixión de un mesías real, y que la gente sólo piense en hacerse un selfie.  Se quedarían sólo con el lado superficial", afirma sin dudar. Las imágenes de este dibujante de Pamplona no dejan indiferente, y así quiere él que s

¿Por qué apenas se habla de lo que está pasando en Senegal?

Imagen
Mientras la sociedad civil senegalesa lleva tomando las calles de varios municipios de Senegal un mes entero, y a estas alturas en las calles de Dakar ya   se está librando una  batalla entre la Policía Nacional y el Ejército senegalés contra la población civil , en los medios de comunicación españoles no se dice ni pío. Algunos de los analistas políticos más prestigiosos del país hablan ya del peligro de una dictadura por parte del Presidente  Macky Sall , y aquí, donde tanto nos gusta hablar de ellos cuando llegan en pateras, hacemos mutis por el foro. ¿Qué está pasando en Senegal? ¿Por qué la comunidad senegalesa que vive en España lleva desde febrero más pendiente que nunca de las noticias de su país?  ¿Por qué el encarcelamiento de  Ousmane Sonko  ha sido la gota que ha colmado el vaso? La acusación y el encarcelamiento de Ousmane Sonko, el detonante de la rabia de los senegaleses contra los abusos de poder de Macky Sall  Primero, se  le acusó de violación en febrero . Luego se