Improvisación y oído a falta de partituras que interpretar
Mendi a la guitarra |
Los pasos convencionales para formar una banda pasan por el encuentro de varias personas que saben tocar diferentes instrumentos, las ganas de emprender una aventura en grupo, comenzar probando la sincronización entre las partes interpretando temas ajenos, para después, si todos los pasos anteriores han dando buenos resultados, empezar a pensar en componer piezas propias a plasmar en partituras y conseguir bolos para poder interpretarlas para el público. Los de In Vino Veritas, en cambio, han seguido un camino bien diferente para conformarse como trío instrumental.
Primero tener un local de ensayo, después comprar instrumentos, luego aprender a tocar, entonces iniciarse con la improvisación, para encaminarse más tarde a sacar las bases de sus temas preferidos e interpretarlas a su manera, a la vez que buscan un nombre para la banda porque dan su primer concierto. Estos han sido los pasos seguidos por estos tres jóvenes de Rentería que siempre habían tenido devoción por las míticas bandas de rock y que aprovecharon la oportunidad de convertirse en banda cuando se les presentó.
Les entró el gusanillo de tocar la guitarra cuando, hace unos diez años, otro amigo les contagió su afición y les enseñó sus primeros acordes. El aprendizaje comenzó entonces como un entretenimiento cuando se juntaban con la cuadrilla, hasta que Mendi, guitarrista de In Vino Veritas, vio la ocasión de cumplir su sueño al saber que disponía de un lugar donde ensayar.
"A un amigo le tocó un garaje del Ayuntamiento y nos dijo que podíamos ensayar allí. Yo entonces me animé y compré una batería para que varios amigos probarán cómo se les daba y ver cuál de ellos quería empezar a aprender en serio. A Juanjo se le dio bien, así que se quedó. Mikel se vino con el bajo y nos dijimos, pues ahora a aprender. Claro que al final aquel garaje dejó de ser una opción, y nos vimos con instrumentos y sin tener lugar donde ensayar", explica el propio Mendi.
Mikel al bajo |
Con el material y la ilusión por emprender aventura, este contratiempo no frenó sus ganas de familiarizarse con la música y buscaron otro punto de reunión. Así, comenzaron a sacar las tablaturas de sus temas preferidos con el guitarra pro y se iniciaron improvisando sobre esas bases. "Cuando sacamos una canción, nos fijamos en lo que nos gusta. La base quizás, y sobre eso improvisamos y construimos otra cosa", aseguran. Preferían marcar ellos los ritmos porque, según explican, "lo de otro ya está escrito y preferíamos ver qué nos salía a nosotros". Así que se servían del grosso de sus canciones preferidas, para componer melodías propias.
Juanjo a la batería |
Reconocen que lo de aprender sin tener ninguna base no fue tarea fácil, pero dedicándose a ello tres tardes por semana fueron notando mejoría con el paso del tiempo hasta llegar a componer nueve temas en tres años. Un repertorio que han tenido que aprender de memoria, dado que no saben plasmarlo en un papel. Por eso reconocen que a cada ensayo las canciones suenan diferentes. Pero a día de hoy se esfuerzan por mantenerse fieles a sus creaciones. Y para ello, Mendi está tomando clases de solfeo con el objetivo de "llegar más allá, pero poco a poco y sin prisa".
Y mientras se inician en escribir las notas en sus primeras partituras, comienzan también a componer letras para la cantante que se ha unido a ellos recientemente. La vocal llega con el fin de alcanzar a dar más conciertos, ya que estiman que el ser una banda instrumental entorpece la contratación de bolos. Así, y tres años después de que se juntarán, esperan tener listo su repertorio para el público en unos meses, cuando los cuatro componentes de In Vino Veritas hayan incorporado los versos que narran su historia a esos primeros nueve temas.
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