Antxón Otaegui: el pro deshace la maleta en casa



Todo amante del viento y el mar sabe quién es Antxón Otaegui. Lanzaroteño de 30 años, aunque desciende de los pasteleros más consolidados de Donostia, este windsurfista ha estado en el Top 10 del Windsurf mundial en la disciplina de Estilo Libre durante 10 años. Viajes, entrenamientos en spots paradisiacos y competiciones por todo el mundo para batirse con los mejores en los eventos de la PWA han sido su día a día los últimos años. Ahora, ha cambiado maleta por hogar fijo y la competición por una escuela. Su reto ya no es estar entre los mejores del mundo, sino lograr que sus alumnos alcancen gratificantes sensaciones gracias a su paso por el Antxón Otaegui Pro Center de Lanzarote.   

"Hace tres años que me retiré. Estaba un poco cansado de tanto viaje, porque no viajas con una maleta y siempre tenía estrés por el tema del sobrepeso. De todos los sitios que he visto, el mejor para vivir es éste: buen tiempo todo el año y un buen lugar en conjunto en lo referente a la forma de vida. Como no me gusta tener jefes, pues he montado una escuela, que es lo que siempre he tenido en mente, y aquí estoy", reconoce Otaegui sentado en el local que regenta frente a Las Cucharas. 

Antxón Otaegui en Las Cucharas con el material de la escuela. Foto: MAR BORONAT

Lanzarote es la isla donde se crió y el lugar elegido para formar una familia. Volvió a casa para casarse y tener su primer hijo, y con su mujer ha montado esta escuela de windsurf, la única de la isla donde pueden recibirse lecciones avanzadas de mano de un ex profesional. "Abarcamos cursos de iniciación, intermedios, avanzados y Master Training Class, que es lo que nos diferencia, además de que seamos los únicos en coger a niños a partir de los  siete años", explica. 

Las master class están dirigidas "a gente que sabe navegar bien y que quiere aprender el Forward, Doble Forward o Push Loop, por ejemplo". Según asegura Otaegui, "los demás no ofrecen esto porque no saben hacer estas maniobras, pero son temas demandados". "El hecho de sentir que hay un monitor que te está vigilando y esa presión de tener que tirarse al Forward, porque lo estoy mirando, es muy útil para el alumno. Ésta es una maniobra que da mucho miedo y si vas navegando solo igual no te tiras, pero si vas con un monitor que lo va haciendo también, pues te lanzas", añade. 

Antxón preparando el material para sus alumnos en el Pro Center


10 años compitiendo

La Mirada de Jass: ¿Cómo empezó tu aventura con el Windsurf?  
Antxón Otaegui: Empecé porque un amigo de la familia me regaló una tabla y una vela cuando tenía seis años, y me pasé todo aquel verano navegando. Sólo en verano porque en invierno mis padres no me dejaban porque tenía que estudiar. A los 18 me fui a Madrid a estudiar Fisioterapia a una universidad privada, y después de un año me di cuenta de que no me gustaba, y les dije a mis padres que quería dejar la carrera para ser profesional de Windsurf. Imagínate.

Me dijeron que hiciese lo que quería, pero que ellos no me iban a pagar nada. Entonces me puse a trabajar en el bar del Hotel Sands Beach, ahorré dinero y me fui a Margarita seis meses. El Top 3 del mundo estaba allí, entonces para aprender las maniobras era bueno ir allí, era donde iba a entrenar todo el mundo en ese momento. 





LMJ: ¿Y cuándo empezaste a competir?
A.O: Cuando volví competí en el campeonato del mundo en Fuerteventura y quedé décimo. La organización, en este caso era René Egli, se reserva dos plazas que dan a quienes ellos quieran. Y luego hay otras dos plazas que se las dan la PWA para cuyo reparto se organizan unos trails, como un campeonato para las personas que quieren competir en la prueba. Yo gané y pude entrar. Allí me vio alguien de JP y me empezaron a patrocinar: no me daban dinero, pero sí el material suficiente para que yo pudiera vender y viajar a otros sitios.

LMJ: ¿Qué es lo que más echas de menos de aquella vida?
A.O: Lo que más me gustaba de ser profesional eran los viajes para entrenar. Cuando me iba a Brasil o Sudáfrica y estaba allí cuatro meses entrenando con amigos: eso es lo que más echo de menos. En los campeonatos lo pasaba mal porque me ponía muy nervioso y no me gustaba competir. 

LMJ: Has sido campeón de Europa, ganado pruebas de la copa del mundo y estado en el Top 5 del ranking mundial. ¿Por qué y cuándo decides dejar la competición?
A.O: Estando bajo el patrocinio de JP Australia, Neil Pryde, Sorus o Maui Feed Company, tenía un salario al mes, un incentivo fotográfico, según el que en función de las revistas en las que salgas te pagan un dinero, y un bonus por quedar entre los 5 primeros, además de pagarme los viajes. Pero llegó un momento en el que me quisieron recortar las condiciones, y después de llevar tantos años compitiendo yo ya sabía los gastos que tenía y no me iba a llegar. Justo me iba a dar para los gastos, y dependía del Prize Money del campeonato, pero sabía que el nivel era muy alto, y sería difícil quedar ahí arriba, así que decidí dejarlo.

Antxón Otaegui compitiendo. Foto: MAR BORONAT

LMJ: ¿Cómo ves el sector del Windsurf desde el prisma de empresario?
AO: El kite le quitó mucho protagonismo al wind: antes la playa estaba llena de velas de gente que venía de vacaciones con su material. Es más fácil viajar con material de kite, y más fácil aprender. Supongo que por eso ha bajado mucho, pero también veo que muchos de los que se pasaron al kite están volviendo al wind después de un par de años. 
Pensemos además que un equipo de wind requiere un mínimo de una tabla, si no dos, dos velas, dos mástiles y una botavara. Sumemos 2000 euros de la tabla, 500 de la vela, 300 del mástil y nos plantamos en 3500 euros para tener lo justo.




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