Angel Stanich ya ha disparado "Metralleta Joe", en febrero apunta el esperado "Camino Ácido"
Cuando oí su voz por primera vez me quedé perpleja y le di inmediatamente volumen a ese aliento aullante que declaraba ser "el tipo en quien confía el carnicero cuando quiere género fresco". Quién demonios es este vacilón sarcástico, me pregunté. Se autodenominaba Metralleta Joe, y me inundó la cabeza de alegría a base de desnuda acústica, sutíl eléctrica, jocosa percusión y forzada respiración.
La mezcla entre el surrealismo de la letra y la entonación de rockero sobradillo que las denomina darlings me capturó. Hicieron falta varios pases en la radio para saber que se trataba de un tal Angel Stanich. Y para cuando me encontré con sus demos ya estaba enamorada de ese susurro descarado de ultratumba que inicia su primer single con un franco propósito: "Ya estoy cansado de hablar. Creo que voy a disparar".
El recogimiento de El Outsider, La Noche Del Coyote o Miss Trueno 89 contrastan con la vitalidad de su primer single: Metralleta Joe. Pero el ingenio y la ficción implícito en esas letras narradas con sensual inquietud bien dan pie a querer saber más de un tipo del que no se sabe mucho.
En Donostia se dejó ver el pasado sábado en el Be-Bop. Llegó para interpretar algunos de los temas de su primer disco Camino Ácido, que se publicará el mes que viene, y el ermitaño del pop, como le denominan en la prensa especializada, atrajó la atención de una cincuentena de donostiarras. Todo un mérito: aún sin albúm al que agarrarse, el disperso público donostiarra se agrupaba reclamando el himno de Stanich desde principio del bolo, y antento por conocer su entera propuesta.
Solo. Armado de una acústica, una armónica, los tacones de sus botas y el ingenio de sus letras, que no es poco; el directo del pasado sábado poco tuvo que ver con la vitalidad de ese himno suyo. La puesta en escena era fría, seguramente porque, a falta de disco, su público no conocemos las canciones. Y el hecho de ir sin banda sólo acusaba el protagonismo de las letras. Pero el enigmático cantautor supo salvar la distancia entre la audiencia y la obra.
La desnudez de sus historias y su música, y la sencillez y el cariño con que fue presentando los temas de su futuro disco mantuvo alerta a sus seguidores de San Sebastián. Fue un bolo sosegado, aún cuando el artista parecía querer más acción e interactuaba con su público constantemente invitándolo a formar parte del espectáculo. Algo que sólo ocurrió con el último y más esperado tema: ese Metralleta Joe, que todos entonamos y bailamos con él.
"Que me vaya contento sabiendo que hay un tema que podéis corear", instó Stanich a su público. Y ofreciendo una composición con los ingredientes de su prime single, la devoción estaba garantizada. Ahora sólo queda aguardar la llegada de ese Camino Ácido, confiar en que provocará adicción inmediata, y vigilar de cerca la maduración de este joven sobre las tablas, porque el barbudo apunta maneras.
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