Jero Romero descubre a los donostiarras una calidez que estaba oculta bajo la lluvia, una noche invernal de mayo
Jero Romero, guitarra, y Alfonso Ferrer, bajo, durante la actuación en el Doka Anzokia |
Ocurrió el pasado viernes por la noche, en el Doka Antzokia de San Sebastián. La cita estaba prevista a las nueve y cuarto, y a las siete y media comenzó el diluvio universal. Las calles de la ciudad quedaron desiertas fruto del agua acero; y la niebla, el frío y la densa lluvia llamaron a buscar refugio.
No sólo las calles, los bares también quedaron huecos: los vecinos buscaron seguramente cobijo en casa. Excepto algunos, que encontraron abrigo fuera del hogar: al calor de unas guitarras, un bajo, un contrabajo, y unos tambores. A la lumbre de la música de Jero Romero, Charlie Bautista, Alfonso Ferrer, y la magia prendida entorno a Cabeza de León.
Charlie Bautista, durante el concierto del pasado viernes |
San Miguel Donostikluba proponía el cartel de la velada, y el ex Sunday Driver actuaba en segundo lugar, entre Alfredo Gonzalez y Amigos Imaginarios. El público había entrado ya en calor para cuando el toledano subió a interpretar su primer albúm en solitario. Y entonces, sobre el escenario, él: tranquilo, en paz, y alegre presidiendo la tarima, entonando sus composiciones, y alternando guitarras.
A su izquierda: un rítmico Charlie Bautista, que lo mismo se sirvió de varias guitarras, que de un bombo, que de instrumentos de percusión varios para acompañar a Jero y engrandecer sus letras. Y a su derecha: un hiptónico bajista y contrabajista cuya energía, entrega y concentración hicieron dudar a más de uno de si era una persona real la que botaba sin parar junto a Jero o simplemente una extensión del de las cuatro cuerdas.
Alfonso Ferrer, al contrabajo |
E inundando la escena entera: los temas de Cabeza de León: muy coreados, ovacionados al son de "Dale Jero", bailados incluso algunos, e inesperados, como fue el caso de Los columpios: una canción inédita balanceada por el bajo, impulsada por la guitarra, despegada por los platos, y mecida por la acústica. El tema Nadie te ha tocado fue sin duda un momento álgido del bolo: animado, de comunión con todos y llevado a la alegría máxima por la gracia instrumental. Claro que Cabeza de gigante, que se hizo derrogar, también fue recibida con gran alegría. Como fue igualmente el caso de Haciendo eses, con la que se inauguraba prácticamente la actuación.
Los de Donostia disfrutaron de la actuación de este cantautor y los suyos en un ruedo que aportaba un ingrediente muy especial a la romántica noche. El Doka, más bien el antiguo Candela antes regentado en este mismo local, fue el lugar donde Jero Romero tocó durante su primera gira con los Sunday Drivers, cuando salió con la banda de su Toledo natal por primera vez.
Y las circunstancias, las de ayer y las de hoy, quisieron que en ambias ocasiones compartiese escenario con Santi y sus Amigos Imaginarios. "Un déjà vu, un día para recordar batallitas, un día muy especial", confesó el vocalista. Para el público seguramente ni ya visto ni al rescate de antiguas hazañas, pero especial, eso seguro.
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