Unos profesionales Lori Meyers arrasan en el Día de la Música de Madrid


Miles de personas en un mismo mundo y una misma realidad: ése en el que no es necesario hablar para expresar una emoción porque basta sólo con mirar; ése en el que amar es la única ambición; ése que queremos mejorar; ése que ellos nos regalaron cuando el destino alcanzó a ponerlos en nuestras vidas; ese mundo que es la realidad de los Lori Meyers y la única verdad de la que su fiel público parecemos no querer salir

A esa mágica realidad suya nos trasladaron los de Loja el pasado viernes en el Día de la Música, celebrado en el Matadero de Madrid. Irrumpieron en el escenario principal del festival siendo esa señal que todos esperábamos para dejar de pensar y poder concentrarnos en cuanto nos había llevado hasta allí: ellos, sus letras y su música.

El modo de manternernos atónitos durante una hora y media: no darnos pie a despistarnos de la trama ni un sólo segundo. Una tarea aparentemente sencilla de llevar a cabo, que no había visto poner en práctica a ninguna banda con semejante maestría. Encadenaron tema tras tema sin descanso.



Y nosotros nos entregamos a cantarlos con todas nuestras fuerzas, aún cuando no nos estaban incitando a ello directamente. Hicieron falta varios para convencer a Noni de eludir su papel de vocalista y cedernos micrófono a la audiencia. Fue durante Luciérnagas y Mariposas cuando al fin nos dejó a nosotros solos eso de "Y si me hablas a voces, si me hablas con el corazón, me pones contra la pared".

Las letras tan bien conocidas por los fans de Lori Meyers eran una herramienta clara para desbocarnos. Pero la artillería de los granadinos fue más allá del cuento de historias universales bien narradas. La puesta en escena y el Arte con que transmitieron su obra en el escenario fue, sin duda, lo que convirtió su directo en impecable. Una interpretación aparentemente poco indie: Alejandro, Alfredo y Noni aparecieron trajeados de negro y blanco, como viene siento habitual, y tiraron de explosión de confetis en el momento justo a modo macro concierto dejando que una herramienta tan comercial sirviese a fines tan espirituales.

Obviamente la maestría en esas letras, esa percusión, esa batería, esa voz, esas guitarras y ese bajo que vimos en acción en el escenario de RTVE fueron fundamentales para dejarnos pasmados. Pero, más allá del enorme trabajo y experiencia implícitos en una carrera del nivel de esta banda granadina, la humildad y la pasión con que la viven les engrandeció el pasado viernes.



El hecho de llevar una corbata, y que acabes arrancándotela entre gotas de sudor cuando estás contanto tu historia. El no pedirnos explícitamente que cantasemos con ellos y callarse a ratos para escucharnos también ellos a nosotros. El que hubiese sido fácil y cómodo ponerse a hablar con la audiencia entre canción y canción para apelar a nuestras emociones más primarias, y se limitaron a interactuar con nosotros para darnos las buenas noches y las gracias.

El hecho de que llegaron al Día de la Música para hacer lo que saben: Música. Y que lo hicieron con un Amor y un Respeto dignos de quien se entrega en cuerpo y alma a los demás cuando le dejan, porque no piensa contar su verdad a medias.


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