¿Cambian los sitios a la gente?

Buscando nuevos destinos


Me acuerdo estos días de las declaraciones de una fotógrafa que me encontré cuando me documentaba  para entrevistarla. No recuerdo las palabras exactas leídas al hilo de preparar las preguntas, pero sí que aquella artista canaria, afincada en Nueva York y dedicada a retratar lugares, opinaba que las personas hacen suyos los lugares que habitan y los reinventan a su semejanza. Dando una patada a ese tópico de cambiar de paradero esperando un cambio en uno mismo, la fotógrafa afirmaba que somos nosotros quienes convertimos los lugares, y no al revés. 

Soy incapaz de acordarme del nombre de la retratista, pero tengo muy frescas aquellas declaraciones. Me vienen a la mente cada vez que alguien me confiesa su deseo de mudarse a un lugar más tranquilo porque la gran ciudad no le permite saborear los pequeños placeres. Y también cuando otros me explican su necesidad de trasladarse a grandes urbes porque en las pequeños núcleos no hay suficiente oferta.  

Suelo entonces pensar que quienes ansían disfrutar de una puesta de sol pueden hacerlo estén donde estén. Basta con acordarse de Lorenzo cuando se acuesta y pararse a mecerlo antes de su sueño, ¿o no?. Y también suelo pensar que quien demanda algo con fuerza, encuentra oferta donde elegir.

Estos días pienso mucho en esto de crear los lugares a la semejanza de uno, porque construyendo mi nuevo entorno veo que los cimientos son muy parecidos a los de otros templos levantados en el pasado. Y, sobre todo, me sorprende la similitud de las reglas de convivencia, que siguen exactamente los mimos parámetros que en los destinos anteriores.

Da igual que sea en una isla medio desierta, que en una gran capital con playa, que en una divertida ciudad medieval de interior, que en un estético pueblo costero. Las rutinas, las búsquedas y los placeres siguen siendo los mismos. Y me acuerdo entonces de la veracidad de las palabras de esa fotógrafa, de cuyo nombre no puedo acordarme, que afirmaba que las personas convierten los lugares, y no al revés.




    

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