Vísteme despacio, que me gusta la moda

Escaparate de Biyona. Foto: Rubén Pantiga Tropezarte por sorpresa con una tienda de moda en una calle de adoquines flanqueada por antiguas casas de pescadores. Detenerte a mirar el vanguardista escaparate, atraída por lo mucho que contrasta con lo tradicional de este pueblo construido de piedra caliza y de madera. Entrar curiosa por descubrir qué ropa se vende en un local localizado en una calle donde sólo le hacen competencia restaurantes que sirven fresco pescado. Estar dentro y sonreír al reconocer ese largo mostrador de madera en que tu abuela te sentaba cuando eras pequeña para probarte camisetas interiores de algodón con florecitas rosas en los tirantes. Echar un vistazo al local buscando alguna otra similitud con aquel lugar donde la amoña reponía las medias que rompías en el patio del colegio, y encontrar algo de aquel templo de tu infancia, aún sin hallarte ahí dentro del todo. Seguramente porque las proporciones ya no cuadran, y antes parecía un lugar enorme, d...